No es acerca del mundo del diseño; es acerca del diseño del mundo.

“Para la mayoría de nosotros, el diseño es invisible. Hasta que falla”. De hecho, la ambición secreta del diseño es volverse invisible, incorporarse a la cultura, camuflarse en la esencia. El mayor éxito en el diseño es lograr la ubicuidad y volverse banal.

El transporte, las autopistas, celulares, electrónica, industrias, ciudades, generación y transmisión de energía, uso del agua, minería (todo inventado y desarrollado primero en Occidente, pero totalmente adoptado y abrazado por todo el mundo) han logrado el nirvana de diseño. Ya no se consideran antinaturales. Se han vuelto aburridos e incluso tediosos.
La mayoría de las veces, vivimos nuestras vidas dentro de estos sistemas invisibles, felizmente inconscientes de la vida artificial y las infraestructuras diseñadas que los respaldan.
Vertedero de basura electrónica en Accra, Ghana. Marzo de 2019.

Sala de control del reactor 4 en Chernobyl, Ucrania. Junio de 2001.

Accidentes, desastres, crisis, cambio climático. Cuando los sistemas fallan, concientizamos temporalmente la extraordinaria fuerza y poder del diseño, y de los efectos que genera. Cada accidente o daño en el mundo proporciona un momento de conciencia de la vida real, lo que realmente está sucediendo y nuestra dependencia a los sistemas de diseño.
Todos estos cambios nos llevan a una conclusión inevitable, un lugar al que debemos ir, y si podemos, un lugar que prometa paz y prosperidad dentro de un futuro sostenible.
Imagen satelital de la NASA con los incendios activos en agosto de 2019.
Si queremos sobrevivir como forma de vida en el planeta y manteniendo nuestra ocupación actual, no hay otra manera más que darnos cuenta de que somos parte de la ecología. Solo hay un entorno y todo está dentro del balance general. Todo lo positivo y todo lo negativo cuenta. Solo puede haber prosperidad si es una prosperidad global, y solo podremos contar con nuestras riquezas naturales en paz cuando las contemos en conjunto.
La buena noticia es que hay evidencias a nuestro alrededor de que no solo estamos comprometidos como cultura global, sino que estamos empujando a la raza humana a imaginar el bienestar de toda la vida en la tierra como objetivo práctico.

En resumen, “el mundo está mejorando, L-E-N-T-A-M-E-N-T-E”.

Ignacio Demianenko
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